Las vistas de olivar que se pueden observar desde el Parador de Santa Catalina representan un complemento perfecto para el comensal que se aproxime por primera vez a este establecimiento. El Parador, ubicado junto al Castillo de Jaén, de una arquitectura singular y atractiva, alberga uno de los restaurantes emblemáticos de la provincia.
Su capacidad, su fisionomía –de aspecto medieval- y su carta, repleta de referencias en torno al aceite de oliva, lo hacen un destino gastronómico más que recomendable. Así lo considera la Guía Michelín. El helado de aceite, el ajo blanco o la ensalada de perdiz son tres ejemplos de la vocación jiennense de sus responsables de cocina. Organiza semanas temáticas gastronómicas a lo largo del año.